Es un inmenso gusto el aprovechar esta oportunidad, para invitarlos a viajar a través del mágico relato sobre un peculiar comerciante. El impulso de mi pecho, obtiene un alivio al dejar salir el contenido guardado a través de historias que relató mi madre Patricia Avila Kuljiš, intensas anécdotas compartidas por mi abuela y tíos abuelos, enseñanzas transmitidas por tíos o primos, sobre “Papa Jorge” y su travesía desde Croacia a Bolivia.
Aquella tierna casita que se distingue entre las de la cuadra por su peculiar amarillo, es el hogar donde nació Jorge Kuljiš (originalmente Juraj Kuljiš), en un 08 de Febrero de 1889. Esas bellas palmeras y la montaña de fondo, nos dan señales para determinar que es la hermosa y pequeña Isla de Viš en Croacia. El hecho que yo, su bisnieto que nunca lo conoció en persona escriba este relato, me da a entender que Papa Jorge fue criado en un hogar lleno de amor y valores que son sagradamente transmitidos y atesorados de generación en generación. Desde niño me comentaron que era un caballero muy fuerte y bondadoso. Era de religión católica, medía 1,74 metros de estatura, cabello color castaño, una pinta impecable y elegante, ojos azules y un bigote frondoso digno de estrella de cine de la época. Fue un hombre de mundo literalmente, al poseer pasaportes del imperio Austro-húngaro, de Yugoeslavia, de Croacia, de Chile y Bolivia. Según tengo entendido, un Jorge adolescente se encontraba en una crisis debido a que se aplazó de año y el contar esa noticia a sus padres (Rade y Marija), significaría la muerte. La ingenuidad, el espíritu de aventura y una libra esterlina, serían una combinación que cambiaría su vida para siempre. Callando la mala noticia, decidió emprender un viaje en barco lo más lejos posible. El destino fue otro continente y siendo más específicos, el nuevo hogar sería Chile en Sudamérica.
Para la fortuna de nuestro Papajorge, su hermano Santiago se encontraba trabajando en el hotel Kuljiš en la ciudad de Iquique. Sin embargo, el comerciante de Croacia se encontraría con mil y un obstáculos en el camino que forjarían su carácter y destino. Empecemos por considerar que no tenía conocimiento del idioma castellano, ni tampoco recursos económicos, no contaba con sus padres (que debieron estar inmensamente preocupados al punto que el aplazo de año ya no significaría gran cosa en este contexto), amigos, cultura o facilidades de las que gozamos en la mayor parte del mundo globalizado que tenemos el día de hoy.
Revisando las pistas como en una película de detectives, me encontré con joyas como las muestras de huellas dactilares de Papajorge, que eran parte de un documento para poder transitar a Bolivia. Si bien encontró un trabajo en el ferrocarril de Arica (Chile)-La Paz, parece que el espíritu aventurero hizo un llamado para conocer este nuevo continente a mayor profundidad. Bolivia sería el hogar definitivo. Bolivia sería el espacio único donde las costumbres bolivianas y croatas tendrían una fusión, sería el hogar del amor y de los frutos, sería el sitio de los fracasos y las glorias más grandes de su vida. El amor de su vida sería la cochabambina Rosa Meruvia Kuljiš o mejor conocida como “Mamarosa” (ella si me conoció de bebe y su amor parece que no tiene fecha de caducidad según lo que siento hasta el momento). Este amor tan peculiar llegó al punto de que Mamarosa viajó a Buenos Aires-Argentina, para tomar clases de cocina con la famosa “Doña Petrona”. Esas clases incluso contenían lecciones de comida croata, lo cual ayudaría a Papajorge a compensar el dolor de extrañar a Croacia y sus padres. Los frutos de ese amor fueron Militza, Danilo, Ivanko y Dolly (Mi abuela). Por lo que comprendí, Papajorge hizo todos los esfuerzos humanos para que sus hijos cumplan sus sueños en vida y sean felices en la actividad y lugar que elijan. Parece que su deseo era que su familia sea próspera, llena de amor y valores, así como imagino que fue su hogar en Vis, Croacia.
La situación económica y empresarial no era la más favorable, sin embargo era un mar de oportunidades para aquellos que tenían fe y visión. Jorge analizó que las empresas productoras de cerveza en La Paz-Bolivia, tenían problemas para abastecerse de botellas de vidrio y poder completar sus productos. Recordó que en las playas de Chile, existían varias botellas de vidrio vacías que otras personas botaron sobre la arena. Vio más allá de lo evidente y determinó que sería una gran oportunidad de negocios el llevar estas botellas a Bolivia para venderlas a las empresas productoras de cerveza (de paso dejaba limpias las playas). Estas botellas eran transportadas en carrozas arrastradas por burritos. Hay que imaginar cuánto tiempo tomaba cada viaje y las dificultades propias de realizar una tarea de esa magnitud. Dicen que una ocasión un trueno mató a un burrito que ayudaba a transportar las botellas.
Otro emprendimiento era el comerciar pieles de Bolivia hacia otros países de Latinoamérica, Europa y USA. También importó pieles y otros productos de esos países a Bolivia. Construyó una casa de rentas donde también vivía junto a su familia y que es considerado patrimonio de la ciudad de La Paz. Esta bendita casa estilo vecindad con arquitectura europea es el Pasaje Kuljiš (ubicado actualmente entre las calles Genaro Sanjinéz y Comercio del casco viejo de la ciudad y muy próximo a la Plaza Murillo). Ese Pasaje también sirvió para cobijar a representantes de Yugoeslavia en alguna ocasión y fue un punto de venta para los productos con los que trabajaba Jorge. Compró un terreno en la zona de Bajo-Seguencoma de la ciudad de La Paz. Debido a que esta zona posee un clima más similar al de valle (pese a que se encuentra entre 3000 y 3500 metros sobre el nivel del mar irónicamente), fue ideal para plantar varios vegetales. Entre esos vegetales se encontraba el olivo (tan típico de Croacia), que en ese entonces no existía en la ciudad. En la actualidad existe un barrio llamado “Los Olivos”, en honor a los árboles plantados por Papajorge. Los vegetales cosechados eran vendidos en el centro de la ciudad de La Paz. Debido a las revoluciones que existían en la década de los 50´s en Bolivia, Jorge sufrió un infortunio al ser baleado por personas sin escrúpulos que deseaban quitarle su terreno por la fuerza. A pesar de ese contratiempo y casi quedar paralítico, Papajorge continuó gracias a su fuerte espíritu y amor familiar. Por otro lado, ayudó a escapar de la guerra a croatas que posteriormente encontrarían un hogar en Bolivia. Sus iniciativas ayudaron a desarrollar la economía de Bolivia al generar empleo y desarrollo. Apoyó a que las relaciones entre Croacia y Bolivia se fortalezcan. En una ocasión recibió un reconocimiento del Rey Petar de Croacia por su generosidad y emprendimientos trascendentales.
Mi madre compartió con Papajorge hasta los siete años de edad. Luego de viajar con ella mediante documentos, pistas, cuadros y relatos, me encontré con una de las anécdotas más mágicas que podría ser el hilo conductor de esta gran aventura. Papajorge le regaló a ella y a todos los hijos/nietos, 1 libra esterlina en honor a su travesía de joven hacia un continente lejano. Jorge no tenía más patrimonio que esta libra y a su vez, éste recurso mínimo y su fe bastaron para que sobreviva las tempestades y realice sus sueños en vida, construyendo su destino para bien desde abajo, para dejar un legado sólido de fe y una voluntad de acero para vencer el impacto de sumergirse en una cultura diferente, dejando todo atrás. Mi mamá se encontraba en una situación económica difícil al momento de defender su tesis. Triste tuvo que vender su querida libra esterlina para cubrir los costos de la etapa final de su carrera. Luego de un tiempo mi mamá se volvió en una arquitecta exitosa. Junto a mi padre Misael Rojas, crearon una empresa con los mínimos recursos y nuevamente su fe y voluntad de acero fueron la continuación del impulso inicial de esa libra esterlina (el verdadero valor de la libra esterlina se hacía realidad). No necesitas todo el oro o las condiciones óptimas para realizar tus sueños y construir un destino próspero según el comerciante de Croacia. Dios ya te dio las herramientas más valiosas para desarrollar tus dones al nacer.
Se podría decir que en la actualidad mi madre apoyó bastante para rescatar el querido Pasaje Kuljiš (Imagen superior). También puedo dar testimonio que el fruto Danilo y su amor Teresita custodian de gran manera este patrimonio y mi tío Andres Kuljiš fomenta la vida dentro del pasaje a través de su museo “MIKO Art”. Cuando camino por ese pasillo central del pasaje no evito sentir una intensa energía de mi Papajorge. No nos conocimos físicamente pero sé que cuando tengo miedo de tomar un riesgo que podría acercarme a mis sueños, recuerdo tu libra esterlina, tu fe y voluntad de acero y el miedo se disipa. Aprecio por siempre este espacio donde hay materiales traídos de Europa para que parezca el hogar donde creciste, comprendo finalmente la razón de ser de esos techos tan altos, de esas ventanas de madera tan diferentes, de esos balcones de ensueño, de esa funcionalidad tan bien reflexionada que acoge negocios, sueños, arte, viviendas y la activa vida paceña que no duerme nunca. Ahora comprendo mejor quienes somos, de dónde venimos y hacia dónde podemos llegar si te encuentro en mi corazón o si miro al cielo. ¡Querido Bisabuelo Papajorge!, yo igual criaré a mis hijos con amor y valores, para que tu legado pase a la siguiente generación y para que tus historias y vitalidad croata-boliviana sea elixir para sus almas. Para que se sientan agradecidos de sus raíces, para que disfruten las bendiciones de Dios, para que sean hombres y mujeres de bien. Finalmente, volveré a Viš y me convertiré en el ingenuo y aventurero adolescente que soñaba con las estrellas que podría alcanzar si decido tomar el riesgo y enfrentar mis miedos.
Carlos Alberto Rojas Avila (Comunidad Croata de La Paz-Bolivia)