Este es un breve intento de contar en palabras y algunas imágenes la vida de lucha y autosuperación de mi mamá Kata Kralj. Katalina Kralj nace el 11 de febrero de 1925 en lo que actualmente es la República Independiente de Croacia, en ese momento Reino de Yugoslavija; tuvo una vida dura en una época histórica difícil en su pueblo Tuskani (en el Condado de Karlovac aproximadamente a 45 kilómetros de Zagreb la capital de Croacia,). Croacia país mágico, de colinas, castillos, campos, balnearios, arte, gente trabajadora, amable, muy alegre y generosa.

 

Katalina 12 años, Mara 30 años, Bara 10 años y Miguel 28 años (Mijo en croata, hermano de Mara con traje típico porque era parte de un conjunto musical).

 

 

Su papá se fue a Argentina cuando ella tenía 2 años y medio y su hermana Bara 6 meses. Fue muy duro para su mamá Mara Tuskan y en general para las tres mujeres vivir en la pobreza y luego durante la segunda guerra mundial, donde Croacia se vio afectada además por una cruenta lucha interna como parte de Yugoslavia.

Yugoslavija mantuvo su neutralidad durante la segunda guerra mundial hasta 1941, cuando Alemania solicitó derechos de tránsito a través del Reino de Yugoslavia y el Príncipe Regente Pablo aceptó, pero el Rey Pedro II puso fin a la Regencia y la consecuencia fue la invasión del país por el Tercer Reich. El ejército real yugoslavo capituló a los once días y el Rey se exilió en Londres. Se creó el Estado independiente de Croacia el 10 de abril de 1941, (monarquía Constitucional con Tomislav II como rey), que quedó en manos de Ante Pavelic jefe del partido de los Ustashas. La jerarquía católica también reconoce la independencia ya que Yugoslavia representaba un Estado opresor, los croatas no podían cantar sus canciones nacionalistas, no podían usar el escudo o la bandera croata…hubo masacres en todos los bandos; partisanos, ustashas, domobrani, chetniks, sin olvidar las “marchas de la muerte” desde Bleiburg, pueblo fronterizo austríaco donde decenas de miles de croatas fueron exterminados.

Katalina recuerda con mucho dolor y tristeza esos años, donde si bien en su pueblo no hubo combate o batallas, si se escuchaban las metrallas de noche sobre todo, cuando fusilaban los distintos bandos a sus contrarios. Llegaban los ustashas de día a pedir y de noche los partisanos a exigir, lo que tuvieran…comida, ropa, sábanas para hacer vendas. En esa etapa tan dura de su vida pierde a un tío, Iva, tenía dos meses menos que ella era el hermano menor de su mamá, y una persona de gran bondad y alegría, incapaz de matar un insecto, según cuenta Katalina, pero fue obligado a participar en la contienda y fusilado al terminar la guerra, (1945) donde los partisanos de Tito fueron los vencedores. Pavelic en mayo de 1945 huyó de Zagreb a Austria, después a Italia y en 1948 a Argentina. En 1957 se traslada a España. El Estado Independiente de Croacia   dejó de existir en mayo de 1945, con el avance de Josip Broz Tito. Ese mismo año se creó la República Democrática Federal de Yugoslavia.

Antes de empezar la escuela (comienza a los 7 años y termina a los 11) Catalina ya tenía responsabilidades, debía ordeñar la vaca y luego llevarla a pastorear, mientras su mamá salía a trabajar muy duro, con el azadón trabajaba sus parcelas y luego en las tierras de otros vecinos, debía pagar la deuda que dejó su esposo y mantener a su familia. Su tío Miguel estuvo muy presente y siempre que podía le ayudaba, su abuela Teresa a escondidas en su delantal solía llevarles una manzana.

Mara trabajaba en el campo y también vendía algunos productos lácteos que se elaboraban en casa, (ricota, queso, crema de leche), también papa, porotos, huevos, los llevaba a Karlovac en una canasta sobre su cabeza, caminaba 12 kilómetros y allí recorría a sus clientas casa por casa., y algunas veces vendía en la feria que se instalaba en una plaza de esa ciudad.

Cuando Katalina y Bara crecen un poco (terminan la escuela primaria), también deben ayudar en el duro trabajo del campo, sacar los sarmientos de la viña (de la familia Cerenic en Draganic, Katalina tenía 13 años), y luego cortar pasto con guadaña, o trabajar la tierra con azadón (abriendo surcos en la viña de Cerenic, entonces Catalina tenía 14 años).

 

Catalina 15 años y Bara 13

 

Katalina trabajó en una fábrica en Petrova Gora desde 1947, (hasta 10 días antes de embarcar a la Argentina el 8 de septiembre de 1955), que se dedicaba a hacer parquet con   madera de roble y de haya proveniente de la región de Eslavonia.  Anteriormente había trabajado por un año en una fábrica de ladrillos “ciglana” en Pokuplje.

 

En la fábrica de parquet

 

En Tuskani, 1955

 

Cuando Katalina, con su mamá, llega a Buenos Aires en el barco “Regina Anna” el 27 de septiembre (hacía 10 días que había ocurrido la llamada Revolución Libertadora con la que termina la segunda presidencia de Juan D. Perón), no reconocía a su papá, su mamá le parecía reconocerlo (por la nariz), la primera impresión no fue buena, no se mostró en absoluto cariñoso ni ansioso por su llegada. De hecho ellas ya habían bajado del barco en el que viajaron (su viaje merece un capítulo aparte en ésta historia), y se dirigían al Hotel de Inmigrantes en Buenos Aires, (inaugurado entre 1908 y 1911 con el objetivo de recibir, orientar, alojar y ubicar a los inmigrantes que arribaban de Europa), porque creían que nadie las venía a buscar. Se encontraron con una pareja, posiblemente encargados de recibir a los inmigrantes, muy amables; que les ofrecieron la estadía en el hotel y como no tenían dinero también el pasaje en tren a Mendoza, pero Pedro Kralj (papá de Katalina) las encontró y prescindieron del hotel.

 

Katalina con sus padres

 

Katalina y Pieri, italiano de la región de Friuli, se conocieron en General Alvear, porque Pieri era muy amigo de José, tío de Katalina y hermano de su papá. Katalina no sabía hablar italiano ni castellano, y Pieri no sabía hablar croata, entonces salían al cine o a pasear con su tío José y él oficiaba de traducator. Se casaron en junio de 1958 en la Iglesia de General Alvear, los padrinos fueron Mario Rumiz y Nicola Kruslak hacía 10 años que Pieri había llegado a Mendoza y tres que había llegado Catalina.

 

Catalina y Pieri

 

Vivieron en Bowen, en la “bodega De Monte” hasta 1968. Ese año lograron comprar (con las acciones que Pedro tenía en la Sociedad De Monte), una finca de 10 hectáreas, con dos casas una era donde vivía el contratista y la otra hermosa, un chalet a estrenar. Era una finca pequeña pero muy bien organizada; frutales, viñedos, cereales y alfalfa, una prolija huerta sonde siempre había verduras de estación, y claro animales de granja, vacas (que tenían un establo al estilo europeo), cerdos, ovejas, conejos, patos, gallinas…disfrutaban de cada logro, animales que nacían, la cosecha de fruta o uva, y por supuesto muchas veces soportando con dignidad y fortaleza los avatares de la naturaleza…o la mala venta de la cosecha.

Nunca olvidaron su tierra de origen, la bella Italia y la increíble y mágica Croacia, siempre mantuvieron el contacto con la familia que quedó en Europa y legaron a sus hijos y nietos el amor y respeto por la tierra que los recibió, Argentina, pero también un inmenso amor por las raíces.

Katalina también tiene muchas historias y vivencias que comparte con su familia y dichos de su pueblo; como por ejemplo: “es mejor nacer sin nariz y no sin suerte”, “la mujer sostiene tres pilares en una casa, el hombre el cuarto”.

 

En Bowen, 1962 en la finca de Blas Forgiarini (amigo de Pieri) que luego se casa con Magda (amiga de Catalina).

 

Autora del texto: Liliana Rumiz