Autora: Nevenka Vargas Golac
La historia de mi familia es un viaje a través del tiempo y la distancia, uniendo dos continentes y dos culturas. Comienza en el pequeño pueblo de Grizane – Belgrad, en la hermosa Croacia, donde mi bisabuelo Esteban Golac Muzevic nació a finales del siglo XIX. Imagino el sol brillando sobre las colinas verdes y los ríos serpenteantes de aquel pueblo, donde Esteban creció con sueños y esperanzas.
Esteban Golac Musevic de 49 años de edad.
En 1906, Esteban y su hermano Ivan tomaron la valiente decisión de dejar atrás su hogar y embarcarse rumbo a Latinoamérica, en busca de mejores oportunidades. Tras semanas en el mar, llegaron a las costas de Bolivia, un país de contrastes geográficos y clima extremo. Esteban se estableció primero en Oruro, una ciudad minera rodeada de montañas, donde trabajó con esfuerzo y sacrificio en las minas.
Más adelante, se trasladó a Cochabamba, la ciudad de la eterna primavera, conocida por su clima templado y su belleza natural. Allí conoció a mi bisabuela Rosa, con quien formó una familia. Finalmente, se instalaron en La Paz, donde las montañas se confunden con el cielo y la vida urbana late con fuerza.
Mi madre solía contarnos historias de su abuelo Esteban, a quien recordaba como un hombre trabajador, alegre y generoso. Con cariño nos hablaba de sus anécdotas, y hasta nos enseñó algunas palabras en croata, como “Cha Cha”, que significa “abuelo”. Me lo imagino sentado en su silla favorita, rodeado de nietos y bisnietos, compartiendo recuerdos de su vida entre Croacia y Bolivia.
Antes de fallecer, mi madre nos pidió que tramitáramos la ciudadanía croata, para que conociéramos las raíces de nuestra historia familiar. Así lo hicimos, y hoy varios miembros de nuestra familia ya han recuperado la ciudadanía croata.
Mis hermanos Franco y Yerka viven actualmente en Split, una ciudad costera llena de historia, iglesias antiguas, palacios romanos y montañas que se encuentran con el mar. Además, estamos planificando retornar a Croacia como familia, no solo para reconectar con nuestras raíces, sino también para disfrutar de su naturaleza, cultura y calidad de vida.
Mi hija mayor, Sarah Florencia, ha postulado a una beca Croaticum y se encuentra a la espera de los resultados. Mientras tanto, mis hermanos ya disfrutan de la vida en Croacia, rodeados de arquitectura histórica, gastronomía mediterránea y paisajes impresionantes.
Para nosotros, volver a Croacia es más que un sueño: es un reencuentro con nuestra historia, una forma de honrar a nuestros antepasados y una oportunidad para construir un futuro en un país con una rica cultura y un profundo sentido de identidad. Esperamos muy pronto poder unirnos todos allí y comenzar un nuevo capítulo de nuestra historia familiar, en la tierra donde todo comenzó.
Aquí está la foto de mi bis abuelo Esteban Golac Musevic rodeado de sus nietos y entre ellos se encuentra mi mamá al lado derecho de la foto que se puede identificar en la foto ya que es la que está sentada con su hermano en sus faldas.